"LOS
NICARAGÜENSES NO RENUNCIAMOS AL DERECHO A ELEGIR"
28 junio, 2021
Por
diario DW
“Allanamientos violentos,
secuestros, detenciones arbitrarias e ilegales: esa es la realidad para los
precandidatos opositores detenidos en Nicaragua, según informan en medios y
redes sociales. Y al parecer esa es la amenaza que se cierne sobre los miembros
de la oposición que aún están libres. Son ya 21 los opositores que han sido
detenidos en las últimas cuatro semanas por el régimen de Daniel Ortega,
quien busca la reelección, luego de 15 años de gobierno, en los
comicios presidenciales de noviembre.
Cristiana Chamorro, Arturo
Cruz, Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro y Miguel Mora son los cinco
precandidatos arrestados en las últimas semanas. Fueron acusados, entre otras
cosas, de "terrorismo”, "traición a la patria” y "lavado de
dinero”, así como de "incitar a la injerencia extranjera en asuntos internos”,
"desestabilizar el país” y "lesionar los intereses supremos de la
nación”.
La comunidad internacional
considera que los arrestos de los precandidatos son síntomas de un deterioro
institucional y democrático que avanza sin freno en el gobierno de Daniel
Ortega y Rosario Murillo. La cifra de presos políticos en Nicaragua asciende a
130. El secretario general de la OEA, Luis Almagro, habla de una
"dictadura” en el país centroamericano.
"Hasta hoy, el
gobierno de Ortega ha impuesto un sistema electoral y partidario sumamente
restringido y excluyente, para perpetuarse en el poder”, dice a DW desde el
exilio en Costa Rica el defensor de derechos humanos Gonzalo Carrión, que forma
parte del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, y trabajó en el
Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH). "El régimen
Ortega-Murillo decide quién vive y quién muere, y quién va al exilio”, agrega.
Solo en Costa Rica ya viven cerca de 90.000 nicaragüenses exiliados en los
últimos tres años, desde que comenzaron las protestas contra el gobierno.
Con una oposición
"brutalmente arrinconada, contra la pared”, no hay competencia para el
partido de gobierno dirigido por la pareja presidencial, "que impone su
pretensión de volver al poder sin toparse con límite alguno”, puntualiza
Carrión, que tiene un máster en Derecho Constitucional. "El Poder Judicial
está subordinado al Poder Ejecutivo. En pocas palabras, estamos gobernados por
una dictadura”, sentencia.
Ortega no calculó la reacción
internacional
"Ortega
venía preparando una farsa electoral, designando candidatos comparsa, cerrando
el espacio, pero dejando algunas pequeñas ranuras para obtener una mirada
condescendiente de la comunidad internacional”, sostiene el analista
nicaragüense Enrique Sáenz, desde su exilio en Costa Rica, entrevistado por DW.
El economista añade que el presidente, sin embargo, "no calculó la
reacción de la comunidad internacional, su intensidad ni su duración, así como
tampoco la de los medios internacionales”.
Según Sáenz, que fue
diputado por el Movimiento Renovador Sandinista y presidente de ese partido,
Ortega sintió que, debido a la fuerte reacción de la comunidad internacional,
ya estaba pagando los costos por anticipado, y por eso "resolvió cobrarse
y transformar lo que era una farsa electoral en un expediente administrativo
que van a suscribir los miembros del Consejo Supremo Electoral a los que
designó y controla. Ellos van a acreditarlo, al mejor estilo de los gobiernos
totalitarios”, asegura.
"Si las elecciones
fueran este fin de semana, sabríamos que se trata de un fraude, porque los
principales precandidatos están presos”, subraya Carrión. "Si fuésemos a
votar, iríamos como si nos pusieran una la pistola en la cabeza”, sentencia, y
destaca la necesidad de que haya unidad en la oposición para lograr un cambio,
poniendo a un lado los intereses partidistas.
¿Qué pueden hacer los candidatos opositores?
Los precandidatos
opositores que aún están libres temen por su vida y la de su familia en medio
de una vigilancia y persecución estatal que es característica de regímenes
dictatoriales. Tuvieron que esconderse o escapar. "En esas condiciones es
difícil que puedan pensar en una estrategia electoral, cuando resulta claro que
Ortega no tiene la más mínima voluntad de que se realicen elecciones”, agrega
Sáenz. "Cualquiera que tenga aspiración a una candidatura, tiene su
libertad prácticamente cercenada. Ortega no va a permitir ninguna candidatura
independiente”, dice, por su parte, Carrión.
Para ambos expertos, la
salida electoral en Nicaragua no desembocaría necesariamente en el 7 de
noviembre de 2021. Y los dos recalcan la importancia vital de una salida
pacífica. "Ya hay antecedentes, como durante el gobierno de Fujimori, en
Perú, de que, debido a la correlación de fuerzas a nivel nacional e internacional,
se tuvo que acortar el período presidencial y hubo que llamar a elecciones”,
recuerda Enrique Sáenz. "Los nicaragüenses no renunciamos al derecho a
elegir, pero en condiciones apropiadas, no bajo las condiciones de Ortega”.
¿Hasta dónde podría llegar
el gobierno de Ortega para sacar del camino a los candidatos opositores?
"Por un lado, está la cuestión patológica que hace que Ortega intente todo
para seguir en el poder. Esa es su garantía de impunidad. Por el otro lado,
está su objetivo de mantener su riqueza material, y el Ejército y algunos
sectores económicos lo apoyan. Habrá que ver hasta qué punto están dispuestos a
acompañar a Ortega hasta el borde del abismo”, plantea.
El recrudecimiento de la
crisis política agrava la crisis económica y social, dice el analista político.
Y "Ortega ya no cuenta con ningún instrumento para romper ese ciclo”.
"Yo me remito a la
historia del pueblo nicaragüense. Ningún pueblo merece vivir gobernado por la
arbitrariedad, por el absolutismo que quiere imponer una familia, por la
irracionalidad del poder. Hace 41 años, el pueblo nicaragüense se desembarazó
de una feroz dictadura. Estamos asistiendo al final de la era de Ortega”,
afirma Gonzalo Carrión.
¿De qué manera se podría
terminar la represión en Nicaragua? "Si no se permiten elecciones libres,
está la posibilidad de que el pueblo de Nicaragua busque una salida pacífica,
una rebelión legítima contra la opresión, como lo marca la Declaración
Universal de Derechos Humanos en el tercer párrafo de su preámbulo”, indica el
defensor de derechos humanos. "Esa resistencia es la que no ha podido
doblegar el régimen”, destaca. Para lograr que esa resistencia pacífica tenga
éxito es necesario el apoyo y la solidaridad internacional, recuerda.
Y concluye diciendo que
"Nicaragua va a salir del túnel y a conquistar la libertad, porque el
pueblo nicaragüense ha sufrido demasiado por culpa de la concentración del
poder de una familia que repite la historia dinástica de la dictadura que
derrocó. Los nicaragüenses lo vamos a lograr, y los que estamos en el exilio
vamos a poder retornar a Nicaragua”.