EL TELESCOPIO JAMES WEBB SALIÓ AL ESPACIO A OBSERVAR LOS ORÍGENES DEL
UNIVERSO
Chile, 25 de diciembre 2021
Por diario T13.cl
“Tras 30 años de espera y
algunos retrasos de última hora, el telescopio espacial James Webb (JWST)
despegó este sábado a bordo de un cohete Ariane 5 para iniciar su
misión de escrutar
el universo con una potencia no vista hasta ahora.
El lanzamiento desde Kourou, en la Guayana Francesa,
está previsto finalmente a partir de las 12H20 GMT, durante una ventana de 32
minutos, después de que problemas técnicos y meteorológicos hayan impedido en
días anteriores su despegue, previsto inicialmente para el 18 de diciembre.
El telescopio más grande jamás enviado al
espacio orbitará alrededor del Sol a unos 1,5 millones de kilómetros de la Tierra con la
ambiciosa misión de responder dos preguntas fundamentales para la humanidad:
¿De dónde venimos? y si, ¿estamos solos en el universo?
Su potencia debe permitirle escrutar
hasta el "amanecer
cósmico", el momento en que las primeras galaxias
empezaron a iluminar el universo después del Big Bang, hace 13.800 millones de
años.
También debe ayudar a comprender la
formación de estrellas y galaxias, y observar los exoplanetas para que los
astrónomos descubran más de ellos, eventualmente, puedan identificar en el
futuro otros como la Tierra.
James Webb seguirá los pasos del
telescopio Hubble, que revolucionó la observación del universo. Es gracias a él
que los científicos descubrieron la existencia de un agujero negro en el centro
de todas las galaxias o de vapor de agua alrededor de exoplanetas.
Ver las primeras galaxias
Concebido por
la NASA después del lanzamiento de Hubble en 1990 y
construido a partir de 2003, con la colaboración de las agencias espaciales
europea ESA y canadiense CSA, el James Webb se distingue en más de un aspecto.
El tamaño de su espejo, de 6,5 metros de
diámetro, le confiere tres veces más superficie y siete veces mayor
sensibilidad, suficiente para detectar la señal térmica de un abejorro en la Luna.
Otra diferencia es su modo de
observación. El Hubble escruta el espacio a través de la luz visible, pero el
James Webb se aventura a una amplitud de onda que escapa al ojo humano:
el infrarrojo cercano y medio, una radiación que emiten naturalmente todo tipo
de cuerpos, desde astros a humanos o flores.
Esta luz será estudiada por cuatro
instrumentos, equipados de procesadores de imágenes y espectrómetros para
diseccionarla mejor. Su desarrollo ha movilizado a multitud de ingenieros y
científicos dirigidos por laboratorios e industriales estadounidenses y
europeos.
Gracias a ello, "mirando los mismos
objetos (que con Hubble), veremos cosas nuevas", explicó en París
el astrónomo Pierre Ferruit, uno de los científicos a cargo del telescopio para
ESA.
Entre ellos están las primeras galaxias,
objetos cuyo alejamiento ha hecho que su luz se traslade hacia el rojo. O las
jóvenes colonias de estrellas, que crecen camufladas por nubes de polvo. O
incluso la atmósfera de exoplanetas.
Una condición imprescindible para el
buen funcionamiento del James Webb es una temperatura ambiente tan baja que no
complique el examen de la luz.
Si orbitara a
600 km de la Tierra como el Hubble, el nuevo telescopio sería inutilizable,
caldeado por el Sol y su reflejo sobre la Tierra y la Luna.
Por ello
emprenderá un viaje a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta, protegido
de la radiación solar por un escudo térmico que disipará el calor y reducirá la
temperatura (que es de 80º C) a -233º C.
Un difícil despliegue
Pero antes de
llegar allí, la máquina debe desplegarse sin fallo, con una serie de
operaciones que implican, por ejemplo, 140 mecanismos de apertura,
400 poleas y casi 400 metros de cables solo para el escudo protector.
Y es que el telescopio, con 12 metros de
alto y un parasol con la talla de una cancha de tenis, tuvo que plegarse para
ser colocado en la nave Ariane 5.
El encapsulado se realizó guiado por
láser para evitar cualquier daño al instrumento, cuyo desarrollo costó casi 10.000
millones de dólares.
Durante estas maniobras, la NASA impuso
medidas draconianas de limpieza para evitar cualquier contaminación del espejo
del telescopio, por partículas o simplemente el aliento de un operario.
Además, la sobrecubierta de Ariane se
equipó con un sistema de despresurización a medida para evitar que un cambio de
presión dañe al telescopio en el momento de separarse de la lanzadera, a 120 km
de altitud.
"Para un cliente excepcional,
medidas excepcionales", dijo el jueves un responsable de ESA en Kourou.
Después de 27 minutos del lanzamiento se
conocerá si la fase de propulsión del vuelo se desarrolló correctamente, lo que
afianzará un poco más la cooperación entre la NASA y sus socios europeos.
En el espacio, "una fuerte cooperación
es indispensable para conseguir grandes cosas", señalaron responsables de
ambas agencias en Kourou.
Pasarán
semanas para saber si el telescopio está listo para funcionar. Y no será hasta
junio que comience su exploración de los confines del espacio.”