Son innumerables las situaciones en nuestra vida profesional en las que tenemos que recurrir a nuestra fuerza de voluntad: a veces teniendo que concentrarnos en una reunión que se prolonga más de lo esperado, otras veces trasnochándonos para realizar tareas que no nos resultan gratas, en ocasiones aguantando nuestras emociones en situaciones conflictivas, y así sucesivamente. En nuestra vida personal estas situaciones también abundan: el ejercicio físico y la alimentación sana requieren grandes dosis de fuerza de voluntad, como también requieren la capacidad de ahorrar o los hábitos de higiene o de orden y limpieza domésticos.
La capacidad de tolerar situaciones incomodas se alimenta de muchas cosas, entre ellas el optimismo y la reflexión sobre nuestros valores clave. Y aunque pueda parecer extraño, también contribuye a ella una nutrición adecuada y una buena forma física. Ejercitar nuestra fuerza de voluntad y nuestro auto-control a través de esas y otras claves, o al menos no rehuir aquellas situaciones que las requieren, es una clave indiscutible para el éxito.
A mayor éxito, mayor dificultad. No pretendamos lo contrario.